Entradas populares

viernes, 5 de agosto de 2016

El encuentro

Estoy intentando alcanzar con la mirada alguna risa complaciente que me entregue la verdad.
 El viaje en el colectivo se está haciendo largo y doloroso; desde las seis de la mañana despierto y ahora, a las once de la noche, recién puedo emprender el camino de regreso a casa. ¿Qué hace tanta gente viajando a esta hora ?

Busco enamorarme esta noche. Y que alguien se enamore de mí.
Ella me está mirando, nadie podría negarlo. Me mira y se ríe. ¿De qué se ríe? Es difícil distinguir entre una risa cómplice y una burlona. Pero no importa, me está mirando. Trato de no reírme y mantener la mirada.

Se baja del colectivo y la sigo. Es realmente hermosa: con su campera roja bien entallada y su cabeza, cubierta por su capucha, tiene cierto aspecto infantil. Hace frío. Lleva puestos unos pantalones ajustados que resaltan su firme figura. Recuerdo esos ojos azules  que me miraban hace un rato...¡qué belleza!
Mientras la sigo , deseo que gire ... seguir con nuestro juego de miradas. Sé que logré enamorarla. Esta noche es la indicada. Yo ya me enamoré. Pienso mientras camino: ¿podré estar a su altura?... un simple empleado. No me había fijado en los hermosos zapatos de plataforma alta que calza. 

Dobla en una esquina. Es ahora o nunca. Tengo que hablarle. Gritarle algo. No me sale. Mejor la sigo un poco más, quizá  podamos jugar con las miradas nuevamente. ¿Cómo pude estar tanto tiempo sin ella? ¿pensará lo mismo de mí?... creo que la amo. Me imagino con ella; compartiendo nuestra casa, criando a nuestros niños - dos o tres - y conduciendo nuestro auto, camino a quién sabe dónde.

Piso más fuerte, lentamente, para que ella note que estoy detrás. Me mira. Esa mirada de espera, con sus hermosos ojos azules. Cómo no distinguirla de otras. Ella espera que me acerque y corre. Empiezo a correr. Jugamos.

Jugamos un largo rato, como en esas películas donde los amantes se persiguen uno a otro para encontrarse en el amor. Entre gritos y carcajadas. ¡Cuánto júbilo! Por fin encontré el amor. Quién lo diría...un Lunes por la noche, en una calle casi desierta. Ella me mira, esta vez deseosa...es el momento. Ya muchas veces dejé pasar encuentros similares, preso de la timidez, del miedo al rechazo..esclavo de mis inseguridades. ¿Seré un buen hombre?

Nuestros cuerpos se mezclan entre llantos jubilosos y ruegos al dios mismo. Sigue jugando, pero yo estoy extasiado, necesito amarla. Debo amarla. Ella ruega que me detenga. Seguramente tiene vergüenza. Es cuestión de desestimar sus demandas para así, humildemente, satisfacerla en sus deseos.

 ¡Cuánto goce en una noche!

 Se retuerce demasiado, me incomoda con sus movimientos. No me deja amarla como he aprendido...creo que está jugando;¿ le gustará el amor violento?  La golpeo.  Varias veces. Mientras se regodea  en un baño de sangre, placer y satisfacción. Nos amamos.

Se queda dormida en aquel baldío, extenuada de amor. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario