Viviendo
cada dos años
Luego de firmar comenzaba su vida, el alivio, la
felicidad. Resultaba ser una refrescante manera de recomenzar la existencia.
Todas las preocupaciones desaparecían luego de firmar. El excesivo estrés de
los meses anteriores se disipaba; la preocupación por el bienestar de su hijo se disipaba; el malestar por la injusticia de la vida, del país y del mundo se
disipaba como abatido por una brisa otoñal refrescante. Curioso momento el de
la firma de un contrato. Le hacía olvidar de los pormenores potencialmente desventajosos para él y su familia que muchas de las cláusulas
establecían. Le hacían olvidar de la cuantiosa suma de dinero que tuvo que
desembolsar para la confección de la papeleta y para el acceso a un derecho
humano tan inalienable. Le hacía olvidar la angustia tan particular que se
presentifica ante la incertidumbre del arraigo. Si esta temporal amnesia o
analgesia de los problemas no es la felicidad, pues no se qué lo sería.
Lamentablemente, tal adormecimiento sólo duraba dos
años. En realidad uno. Porque pasado un año de la firma del contrato comenzaban
las preocupaciones nuevamente.
¿Me
renovará el contrato? Nos hemos portado en forma excepcionalmente correcta. Jamás
incumplimos ninguna cláusula. Probablemente pague yo de forma íntegra ese
arreglo que en realidad le corresponde a él; quizá con esto logre caerle mejor
de lo que ya le caigo y renueve. No es un mal tipo, seguramente le costó mucho
tener su propiedad; es normal y necesario que cuide lo suyo ¿Aumentará mucho?
Espero que no; no podría costear un aumento desmesurado; sumado a las
comisiones y gastos administrativos. Espero que esta vez sea en forma directa
¡No me atrasé ni un solo día! ¿Dónde conseguirá alguien mejor? No pude acceder
al anhelado crédito. Nuestras ganancias son dignas; pero no tengo el treinta
por ciento ni mucho menos. No tengo gastos excesivos, pero aún así no pude
ahorrar este año ¿Hay gente que puede?¿Cómo lo hacen sin ayuda de nadie? No
tengo familiares que puedan facilitarme un préstamo; del banco ni hablar. Ya
son demasiados los créditos que tuvimos que pedir para otros contratos, otras
renovaciones. Seguramente deba pedir uno nuevo. Hice todo lo que la sociedad
demanda para el éxito. Estudié una carrera universitaria, tengo mi negocio al
que no le va mal, pero me alcanza para lo justo, los gastos, lo necesario. Todo
aumenta, hay aires de crisis, vientos de despido. ¿Me pedirá garantía
propietaria? Ya no tengo parientes que me salgan de garantes. Hasta ahora he
conseguido, pero me han dicho que ya no. No sé por qué. Supongo que tienen
miedo de perder lo suyo, que tanto les ha costado. Debí haber esperado a tener
un hijo, pero lo deseábamos tanto. ¿Hice mal? ¿Formar una familia es sólo para
los que tienen su propiedad? Y si no consigo la garantía propietaria cómo hago.
Es probable que pueda acceder a garantías de financieras; pero no todos las
aceptan. ¿Este la aceptará? Muchos ni si quieran quieren niños. Lo de mi
perro ya está: si no lo aceptan tendré
que regalarlo. Otra no me queda. He
escuchado de nuevos préstamos donde supuestamente se paga lo mismo que un
alquiler; pero está difícil sin ahorro previo. Algo tengo ahorrado. Sólo me
piden el treinta por ciento, es poco ese número… pero son 480000 pesos para una
casa modesta, en un barrio modesto. Sin contar otros gastos administrativos también
en dólares. No lo tengo; no pude… fracasé. No recuerdo cuándo fueron mis
últimas vacaciones. ¡Mil quinientos pesos de luz!¿Cómo ahorrar con tantos
gastos? Por suerte mi hijo aún es un bebé, no hay que pensar aún en el colegio
y todo eso. Es cierto, hay personas que están peor, tengo que agradecer que mi
hijo tiene un techo...Lo veo reír mientras juega. Es hermoso. Me llena de alegría.
Me angustia.
¡Es
tan fácil terminar en la calle!
Hoy firma su nuevo contrato de alquiler. En un nuevo
lugar. Otro dueño. Otra inmobiliaria. Las esperanzas se renuevan; la vida se
renueva. Quizá en estos dos años logre acceder al crédito hipotecario y tener
su casa propia. O quizá logre esta vez renovar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario