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miércoles, 29 de marzo de 2017

Viviendo cada dos años


Viviendo cada dos años

Luego de firmar comenzaba su vida, el alivio, la felicidad. Resultaba ser una refrescante manera de recomenzar la existencia. Todas las preocupaciones desaparecían luego de firmar. El excesivo estrés de los meses anteriores se disipaba; la preocupación por el bienestar de su hijo se disipaba; el malestar por la injusticia de la vida, del país y del mundo se disipaba como abatido por una brisa otoñal refrescante. Curioso momento el de la firma de un contrato. Le hacía olvidar de los pormenores potencialmente  desventajosos para él  y su familia que muchas de las cláusulas establecían. Le hacían olvidar de la cuantiosa suma de dinero que tuvo que desembolsar para la confección de la papeleta y para el acceso a un derecho humano tan inalienable. Le hacía olvidar la angustia tan particular que se presentifica ante la incertidumbre del arraigo. Si esta temporal amnesia o analgesia de los problemas no es la felicidad, pues no se qué lo sería.
Lamentablemente, tal adormecimiento sólo duraba dos años. En realidad uno. Porque pasado un año de la firma del contrato comenzaban las preocupaciones nuevamente.

¿Me renovará el contrato? Nos hemos portado en forma excepcionalmente correcta. Jamás incumplimos ninguna cláusula. Probablemente pague yo de forma íntegra ese arreglo que en realidad le corresponde a él; quizá con esto logre caerle mejor de lo que ya le caigo y renueve. No es un mal tipo, seguramente le costó mucho tener su propiedad; es normal y necesario que cuide lo suyo ¿Aumentará mucho? Espero que no; no podría costear un aumento desmesurado; sumado a las comisiones y gastos administrativos. Espero que esta vez sea en forma directa ¡No me atrasé ni un solo día! ¿Dónde conseguirá alguien mejor? No pude acceder al anhelado crédito. Nuestras ganancias son dignas; pero no tengo el treinta por ciento ni mucho menos. No tengo gastos excesivos, pero aún así no pude ahorrar este año ¿Hay gente que puede?¿Cómo lo hacen sin ayuda de nadie? No tengo familiares que puedan facilitarme un préstamo; del banco ni hablar. Ya son demasiados los créditos que tuvimos que pedir para otros contratos, otras renovaciones. Seguramente deba pedir uno nuevo. Hice todo lo que la sociedad demanda para el éxito. Estudié una carrera universitaria, tengo mi negocio al que no le va mal, pero me alcanza para lo justo, los gastos, lo necesario. Todo aumenta, hay aires de crisis, vientos de despido. ¿Me pedirá garantía propietaria? Ya no tengo parientes que me salgan de garantes. Hasta ahora he conseguido, pero me han dicho que ya no. No sé por qué. Supongo que tienen miedo de perder lo suyo, que tanto les ha costado. Debí haber esperado a tener un hijo, pero lo deseábamos tanto. ¿Hice mal? ¿Formar una familia es sólo para los que tienen su propiedad? Y si no consigo la garantía propietaria cómo hago. Es probable que pueda acceder a garantías de financieras; pero no todos las aceptan. ¿Este la aceptará? Muchos ni si quieran quieren niños. Lo de mi perro  ya está: si no lo aceptan tendré que regalarlo. Otra no me queda.  He escuchado de nuevos préstamos donde supuestamente se paga lo mismo que un alquiler; pero está difícil sin ahorro previo. Algo tengo ahorrado. Sólo me piden el treinta por ciento, es poco ese número… pero son 480000 pesos para una casa modesta, en un barrio modesto. Sin contar otros gastos administrativos también en dólares. No lo tengo; no pude… fracasé. No recuerdo cuándo fueron mis últimas vacaciones. ¡Mil quinientos pesos de luz!¿Cómo ahorrar con tantos gastos? Por suerte mi hijo aún es un bebé, no hay que pensar aún en el colegio y todo eso. Es cierto, hay personas que están peor, tengo que agradecer que mi hijo tiene un techo...Lo veo reír mientras juega. Es hermoso. Me llena de alegría. Me angustia.

¡Es tan fácil terminar en la calle!


Hoy firma su nuevo contrato de alquiler. En un nuevo lugar. Otro dueño. Otra inmobiliaria. Las esperanzas se renuevan; la vida se renueva. Quizá en estos dos años logre acceder al crédito hipotecario y tener su casa propia. O quizá logre esta vez renovar.

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